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martes, 28 de mayo de 2013

La desigualdad frente al trabajo.

En las últimas décadas hemos asistido a cambios importantes en el mercado laboral destacando, entre otros, la masiva incorporación de las mujeres al mercado de trabajo y la consiguiente feminización del colectivo asalariado. La irrupción prácticamente simultánea de un paro masivo y estructural no ha interrumpido la progresión de la actividad laboral femenina. Pero la feminización del mercado, aunque real, es inacabada e incompleta porque ha tenido lugar bajo un telón de fondo de desigualdad y de precariedad. Los enormes avances en la formación de las mujeres y en su interés por participar de manera continuada en el mercado podían hacer pensar en una pronta desaparición de las tradicionales desigualdades entre mujeres y hombres en el mercado laboral pero lo cierto es que no ha ocurrido así. Es decir, la espectacular transformación de la oferta laboral femenina no se ha traducido en una mejora equivalente del lugar que ocupan dentro del mercado. Es cierto que si se miran uno a uno los diferentes indicadores de la desigualdad, se observa que la situación ha evolucionado, pero los datos son tozudos y las diferencias persistentes. Y estas desigualdades parecen hoy más injustas que ayer, precisamente por el enorme esfuerzo que han realizado las mujeres. El objetivo de esta comunicación es analizar y, sobre todo, reflexionar en torno a las diferencias de sexo en el mercado de trabajo español en la actualidad así como su evolución en los últimos 25 años. Somos conscientes de que centrándonos en el mercado de trabajo hacemos un análisis parcialpuesto que las relaciones entre trabajo familiar y trabajo de mercado siguen teniendo una gran importancia, sobre todo para las mujeres. Pero también creemos que no está de más reflexionar, hacer visibles e insistir en la persistencia de las desigualdades laborales en un momento en el que constatamos una gran tolerancia o, cuando menos, indiferencia social hacia estas desigualdades. Creemos, asimismo, que seguir indagando en el estudio de las mismas puede ayudar a conocer mejor no sólo la actividad laboral femenina sino el mundo del trabajo en su conjunto. En todos los países occidentales, en algunos antes y de forma más intensa y en otros más tarde y en menor medida, la actividad fuera del hogar se ha ido convirtiendo en la norma para las mujeres. Es, pues, mayoritaria la voluntad de las mujeres, incluidas las mujeres casadas y con hij@s, de obtener un empleo mercantil (asalariado o autónomo). Por lo tanto la mujer que con el paso de las sociedades agrarias a las industriales había quedado relegada en la esfera reproductiva, ha protagonizado desde mediados del siglo XX una inmensa revolución silenciosa y ha vuelto a ocupar con fuerza un lugar propio en la producción mercantil. Es éste un fenómeno de alcance universal y en el que han tenido incidencia factores de índole cultural, ideológica, demográfica y económica. Pero esta progresiva feminización del colectivo asalariado no ha supuesto, como cabía esperar, la desaparición de las desigualdades





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