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martes, 28 de mayo de 2013

La desigualdad frente al trabajo.

En las últimas décadas hemos asistido a cambios importantes en el mercado laboral destacando, entre otros, la masiva incorporación de las mujeres al mercado de trabajo y la consiguiente feminización del colectivo asalariado. La irrupción prácticamente simultánea de un paro masivo y estructural no ha interrumpido la progresión de la actividad laboral femenina. Pero la feminización del mercado, aunque real, es inacabada e incompleta porque ha tenido lugar bajo un telón de fondo de desigualdad y de precariedad. Los enormes avances en la formación de las mujeres y en su interés por participar de manera continuada en el mercado podían hacer pensar en una pronta desaparición de las tradicionales desigualdades entre mujeres y hombres en el mercado laboral pero lo cierto es que no ha ocurrido así. Es decir, la espectacular transformación de la oferta laboral femenina no se ha traducido en una mejora equivalente del lugar que ocupan dentro del mercado. Es cierto que si se miran uno a uno los diferentes indicadores de la desigualdad, se observa que la situación ha evolucionado, pero los datos son tozudos y las diferencias persistentes. Y estas desigualdades parecen hoy más injustas que ayer, precisamente por el enorme esfuerzo que han realizado las mujeres. El objetivo de esta comunicación es analizar y, sobre todo, reflexionar en torno a las diferencias de sexo en el mercado de trabajo español en la actualidad así como su evolución en los últimos 25 años. Somos conscientes de que centrándonos en el mercado de trabajo hacemos un análisis parcialpuesto que las relaciones entre trabajo familiar y trabajo de mercado siguen teniendo una gran importancia, sobre todo para las mujeres. Pero también creemos que no está de más reflexionar, hacer visibles e insistir en la persistencia de las desigualdades laborales en un momento en el que constatamos una gran tolerancia o, cuando menos, indiferencia social hacia estas desigualdades. Creemos, asimismo, que seguir indagando en el estudio de las mismas puede ayudar a conocer mejor no sólo la actividad laboral femenina sino el mundo del trabajo en su conjunto. En todos los países occidentales, en algunos antes y de forma más intensa y en otros más tarde y en menor medida, la actividad fuera del hogar se ha ido convirtiendo en la norma para las mujeres. Es, pues, mayoritaria la voluntad de las mujeres, incluidas las mujeres casadas y con hij@s, de obtener un empleo mercantil (asalariado o autónomo). Por lo tanto la mujer que con el paso de las sociedades agrarias a las industriales había quedado relegada en la esfera reproductiva, ha protagonizado desde mediados del siglo XX una inmensa revolución silenciosa y ha vuelto a ocupar con fuerza un lugar propio en la producción mercantil. Es éste un fenómeno de alcance universal y en el que han tenido incidencia factores de índole cultural, ideológica, demográfica y económica. Pero esta progresiva feminización del colectivo asalariado no ha supuesto, como cabía esperar, la desaparición de las desigualdades





martes, 14 de mayo de 2013

La Mujer En El Franquismo.

LA MUJER EN LA DICTADURA FRANQUISTA.
El feminismo, como movimiento en el que se expresan y canalizan aspiraciones a una participación más activa por parte de las mujeres en las decisiones que atañen a la organizaciónsocial,surgedurantelosañossesenta delsigloXXdeunmodosimilaren diversos países. Por un lado, entronca con aquel primer feminismo que giró en torno a las sufragistas y a al reivindicación de los derechos políticos y cuyo impulso quedó sepultado en parte como una de tantas consecuencias de las dos guerras mundiales. Por otro lado, forma parte de un movimiento más amplio de protestas protagonizadas por los más jóvenes, que planteaban la necesidad de ampliar la democracia, volviéndola más inclusiva y transformando los modos de entender las actividades políticas y las maneras en que se tomaban las decisiones.
Sin embargo, la situación en España presentaba entonces rasgos específicos porque, a diferencia de otros países como Francia, Alemania, Italia o Estados Unidos, que vivían en marcos políticos democráticos, en este país todavía dominaba la dictadura instaurada tras el golpe militar y la guerra civil que derrocó al gobierno de la República.
En contraste con la legislación crecientemente igualitarista de los tiempos anteriores a la guerra civil, el régimen encabezado por Franco desarrolló una legislación que excluía a las mujeres de numerosas actividades, en el intento de mantenerlas en roles muy tradicionales, que poco tenían que ver con las tendencias que se estaban manifestando en Europa1. Si el conjunto de la población carecía de los derechos individuales y políticos propios de las democracias, las mujeres estaban mucho más relegadas aún. A partir de 1 de enero de 1939 se obligó a dar de alta a las mujeres y a los hombres por separado. Aquéllas (pero no éstos) debían declarar el nombre del cónyuge, su profesión, lugar de trabajo, salario recibido y número de hijos. Es más, a finales de aquel año se prohibió a las mujeres inscribirse como obreras en las oficinas de colocación, salvo si eran cabezas de familia y mantenían a ésta con su trabajo, estaban separadas, se hallaba incapacitado su marido, o eran solteras, bien sin medios de vida, bien en posesión de un título que les permitiera ejercer algunas profesión.
La miseria de la posguerra se cebó especialmente con las mujeres. Por ejemplo, se produjo un aumento significativo de la prostitución, tolerada hasta 1956, fenómeno que se convirtió en una válvula de escape de una sociedad moral y sexualmente opresiva, sometida a los preceptos de la Iglesia. El régimen puso en marcha instituciones de reclusión de las prostituidas como las llamadas Prisiones Especiales para Mujeres Caídas, creadas por un Decreto publicado en el BOE el 20 de noviembre de 1941. También en ese mes y año nació el Patronato de Protección a la Mujer, constituido formalmente en marzo de 1942, presidido por Carmen Polo de Franco buscando para las prostitutas “impedir su explotación, apartarlas del vicio y educarlas con arreglo a las enseñanzas de la religión católica” además de informar sobre el estado de moralidad en España y luchar por su predominio2. El patronato se encargará también de la vigilancia y control de las prostitutas y locales de prostitución y pondrá en marcha una red provincial destinada a controlar la moral y a denunciar a los cines, piscinas o locales de baile que contravengan las rígidas normas de la Iglesia en cuanto a estos temas. La “limpieza” del ambiente era el objetivo y para ello las juntas provinciales de Patronato mandaban sus vigilantes, denunciando a la policía cualquier expresión de “pornografía”, desnudismo, promiscuidad, que no sólo era una vulneración de la moralidad católica sino una muestra de “exotismo antiespañol”. La mera convivencia en el trabajo entre hombres y mujeres se describe como fuente de problemas y de riesgos.
El franquismo asumirá la trilogía nazi niños, hogar, iglesia (Kinder, Küche, Kirche) que tanto recordaba al ideario tradicional. No se puede hablar de originalidad del franquismo a la hora de tratar a la mujer más allá de que la tradición de sometimiento femenino era más fuerte por la implantación del tradicionalismo católico. Su actitud antifeminista le hace ver a la mujer como un ser inferior espiritual e intelectualmente, que carecía de una dimensión social y política y que tenía una vocación inequívoca de ama de casa y madre. Es el reflejo de prejuicios antiguos de raíz católica, reforzados por corrientes europeas decimonónicas como el irracionalismo, el nacionalismo conservador o el positivismo.
Por tanto, se practicará un discurso de reclusión de la mujer en el ámbito del hogar, de sumisión frente a los padres primero y luego frente al marido, de alejamiento del trabajo extradoméstico y de los foros de vida pública que tenía, además, una base biologista muy clara, que se proyectaba en las diferencias congénitas entre el hombre y la mujer. La mujer será “templo de la raza” y depositaria de la socialización de los hijos en los valores del régimen. Es un mensaje basado en la incompatibilidad biológica y natural de la mujer con su independencia laboral o jurídica. En el ámbito sexual se reprimirá cualquier atisbo de libertad en el cuerpo de la mujer, persiguiendo activamente el aborto, eliminando el divorcio y manteniendo una política natalista que, aunque fracasará, será el pilar básico del discurso dirigido hacia la mujer.
La propaganda franquista siempre se dirige a la mujer por un lado como un ser superior en cierta medida al hombre sus virtudes físicas (la maternidad) y por sus atributos morales (dulzura, protección, etc..) frente a un hombre siempre más hosco y guerrero. Esta conversión de la mujer en “virgen”, en “vestal”, en receptáculo del amor y la vida en definitiva es el contrapunto frente a una realidad de sometimiento en la vida cotidiana y que el régimen franquista va a reafirmar en todos los planos mediante la limitación jurídica de su capacidad y mediante el control de su cuerpo y actitudes. En este campo, la Iglesia era la más activa defensora de estas estrechas pautas de comportamiento especialmente en lo que se refiere a la moralidad pública que se traducía en la forma de vestir o en las pautas de comportamiento que tenían en la pureza y en la decencia formal unos referentes inexcusables.
El organismo que en España asumió la organización de las mujeres fue la Sección Femenina de FET y de las JONS, encabezada por la hermana del fundador de Falange, Pilar Primo de Rivera3. También intentaba emular a las organizaciones nazis y fascistas, con sus propias peculiaridades, en este caso con una gran presencia del elemento religioso. Esta organización tenía como misión organizar la aceptación del régimen entre las mujeres a través de distintos mecanismos, reforzando pues el consenso y haciendo frente a un hecho claro a esas alturas del siglo XX: que había que contar con la mujer como un grupo con una fuerte influencia en todos los órdenes y que una organización fascista no podía ignorar. Otra cosa era que precisamente se tratara de afirmar en el ánimo de la mujer española su carácter de inferioridad respecto al hombre, pero poniendo de manifiesto la dignidad e importancia del trabajo de ama de casa, la gran relevancia del cuidado y educación de los hijos y su gran influencia en el medio familiar a la hora de conformar comportamientos sociales y políticos. Es decir, se trataba de anular las posibilidades de cambio de unas mujeres en creciente dinamismo y que habían iniciado con el cambio de siglo un replanteamiento de las relaciones personales y de su presencia en la sociedad o en la política.
De las tres funciones de la organización (adoctrinadora, educadora y asistencial) la que tendrá un carácter más claramente encuadrador por ser obligatoria (para aquellas mujeres solteras o viudas sin hijos que fueran menores de 35 años y que debían realizar durante seis meses, y seis horas diarias salvo festivos) era la del Servicio Social. Comprendía una serie de actividades de carácter adoctrinador unas (el primer mes, a base de lecciones sobre nacionalsindicalismo y estructura del Estado, la llamada “formación teórica”), educativas otras (dos meses de asistencia a “escuelas del hogar”, en donde se recibían instrucciones sobre cómo ser una buena ama de casa mediante la realización de trabajos ligados al hogar, como coser, cuidados de puericultura, clases de cocina, etc.) y asistenciales (tres meses de “prestación” que se podía cumplir en comedores infantiles, talleres, hospitales y diversas instituciones). Junto a ello, la práctica de actividades deportivas, fundamentalmente gimnasia. El cumplimiento del Servicio Social era imprescindible para “tomar parte en oposiciones y concursos, obtener títulos, desempeñar destinos y empleos retribuidos en entidades oficiales o Empresas que funcionen bajo la intervención del Estado”. Posteriormente se exigió también para la obtención del pasaporte, carné de conducir, licencias de caza y pesca, pertenencia a asociaciones de todo tipo, etc. Un elevado índice de exenciones, permisos, etc. Hacía que muchas mujeres no lo hicieran y que otras lo hicieran a lo largo de varios años, especialmente las estudiantes urbanas, con lo que de alguna manera se frenaba el objetivo fundamental del Servicio, que era atraer a todas las mujeres españolas a un adoctrinamiento social y político intensivo de seis meses. Conforme pasa el tiempo, el Servicio social va quedándose más en la instrucción del “hogar”, en la forja de buenas amas de casa, que en otra cosa.
En el intento de llegar a la mujer del campo se creará la Hermandad de la Mujer y el Campo, organizándose grupos de mujeres que iban a los pueblos a ayudar a las tareas agrícolas, a la par que se hacía propaganda política y se informaba de elementos básicos de higiene, cuidado de la casa y de la familia. Fruto de estas actividades se creará un cuerpo de Divulgadoras Rurales SanitarioSociales, formadas durante tres meses en escuelas de mandos menores que estaban destinadas a ilustrar en los pueblos de España sobre esos temas. Se creó en 1940 y destacarán en la dura posguerra, con especial hincapié en la lucha contra la mortalidad infantil y el cuidado de los bebés4. Con el paso del tiempo cada vez adquirió más fuerza el aparato formativo y decayó la fuerza del adoctrinamiento político.
También parte de la actividad asistencial fueron las “cátedras ambulantes” que empiezan a funcionar en 1946. Consistían en un equipo de instructores (de juventudes,del hogar, enfermera, médico, maestra, mando del partido) que con una serie de remolques iban pueblo por pueblo dando charlas, consejos, cursos haciendo demostraciones muy variadas. Destacaron en su lucha contra el analfabetismo y en la creación de grupos de coros y danzas. Menos conocidos fueron los círculos Medina (primero sólo en Madrid y Barcelona y luego en casi todas las provincias). Eran unos locales con salón de actos y biblioteca en donde se programaban conferencias, encuentros y actos culturales de todo tipo, como conciertos o exposiciones. Iban dirigidos más a la mujer de clase media y alta urbana y a las estudiantes de bachiller y universitarias.
Después de 194243 en que los falangistas empiezan a perder terreno surge con fuerza la Acción Católica como canalizadora de muchas inquietudes de las mujeres. Se planteó de forma mucho más selectiva, sin intentar nunca ser una organización de masas y con actividades de carácter muy reservado, aunque algunas tuvieran dimensión pública. Fue menos intenso en el ámbito rural o con tintes más religiosos y más comprometido en la ciudad, agrupando a mujeres procedentes en una buena parte de la aristocracia y la alta burguesía, pero también con una presencia importante de sectores populares y obreros. Representó una posibilidad real para las mujeres de alcanzar una cierta visibilidad dentro de una estructura eclesiástica claramente masculina e incluso generalmente misógina. Es decir, que suponía una presencia pública y un cierto nivel de responsabilidad de las mujeres.
Este modelo conservador de socialización de la mujer se encontrará sin embargo con riesgos no estrictamente políticos. La moda, el atolondramiento, el gasto superfluo y el alejamiento de las pautas oficial y tradicionalmente indicadas suponía un cierto enfrentamiento con otros modelos de conducta, que no era político, pero que sí mostraba un rechazo de determinados sectores al duro corsé de costumbres impuesto por el régimen.
Efectivamente, desde finales de los años treinta y durante la década de los cuarenta se erigieron en España numerosas barreras a la actividad laboral femenina, en una época en que estos desincentivos y limitaciones se estaban destruyendo en otros países occidentales con gobiernos democráticos. Ya en el Fuero del Trabajo, promulgado en 1938 se hablaba de “liberar a la mujer casada del taller y de la fábrica”. Posteriormente se prohibió el trabajo de la mujer casada si el marido tenía un mínimo de ingresos determinado. La Ley de reglamentaciones de 1942 implanta la obligatoriedad de abandono del trabajo por parte de la mujer cuando contraiga matrimonio y algunas importantes empresas como Telefónica hacen constar en sus cláusulas esta normativa al contratar: si había una reincorporación posterior, debía contar con la autorización del marido. Por contraste, la ley de julio de 1961 recogió el principio de igualdad de derechos laborales de los trabajadores de ambos sexos, si bien estableció excepciones significativas.
Cuando, a finales de los años cincuenta, comenzó un proceso de apertura de España hacia el exterior y una política de industrialización modernizadora del país, también se introdujeron algunas modificaciones en una legislación a todas luces arcaica. Así es como en 1958 y en 1961, por ejemplo, se publican sendas leyes que, en el plano de la vida civil y laboral, introducen algunas reformas tímidas, asentadas en una premisa que, entonces, era absolutamente novedosa: la no discriminación por razones de sexo respecto a la capacidad jurídica de las mujeres, es decir, respecto a sus derechos y obligaciones. Pero se aclaraba que este principio de no discriminación hacía referencia a las mujeres ¡solteras! Porque las menores de edad (entonces hasta los veintiún años, aunque las hijas no podían abandonar el hogar paterno hasta los veintitrés años, “salvo para tomar estado”) estaban bajo la tutela de los padres y las casadas bajo la tutela de sus maridos. ¿En qué se traducía esta tutela? Por ejemplo, en que las mujeres no podían elegir por sí mismas una profesión y ejercerla, realizar ninguna operación de compraventa, firmar un contrato de trabajo o la apertura de una cuenta bancaria sin la correspondiente “autorización marital”. Por no poder, las mujeres casadas no podían no solamente disponer de sus propios bienes sin la autorización del marido, sino que ni siquiera podían disponer de sí mismas: cualquier cosa que quisieran hacer debía contar con la firma del marido.
Como consecuencia de los cambios económicos que comenzaron a tener lugar, también la sociedad española se modifica profundamente: el desarrollo de la industria genera un éxodo muy fuerte desde el campo a las ciudades, la apertura contribuye a la salida de españoles y españolas en busca de trabajo en los países vecinos, la educación se generaliza. Muchas mujeres cambian de medio y se incorporan a vivir en los cinturones industriales, dejando atrás la vida rural. Muchas de ellas, además, se introducen en el mercado de trabajo, tanto en las industrias como en los servicios: la vida en las ciudades es completamente distinta y las necesidades económicas también. Las posibilidades de acceso a la educación se incrementan y se empieza a extender la idea de que los estudios son importantes para que las niñas puedan, en el futuro, tener mayores posibilidades de acceder a mejores trabajos y, por qué no decirlo, a mejores maridos, de niveles sociales más altos.





miércoles, 24 de abril de 2013

La Guerra de Gaza e Israel.

El conflicto árabe-israelí  es aquel entre el Estado de Israel y sus vecinos árabes, en particular los palestinos. Al día de hoy, las principales cuestiones son la soberanía de la Franja de Gaza y Cisjordania, la eventual formación de un Estado palestino en dichas áreas, el estatus de la parte oriental de Jerusalén, el destino de los asentamientos israelíes y de los refugiados palestinos, el reconocimiento de Israel y Palestina y de su derecho a existir y vivir en paz, sin amenazas y actos de fuerza, así como la relación de Israel con Siria y el Líbano. Actualmente Israel tiene tratados de paz vigentes con Egipto y Jordania que garantizan su convivencia pacífica.









La partición de Palestina y la creación de Israel.
A finales de la segunda guerra mundial, gran parte de Oriente Medio estaba bajo control británico, con intereses en el Golfo Pérsico y con bases aéreas en Irak. De los estados colindantes con Palestina, Líbano y Siria habían sido liberados del Mandato francés en 1943 y 1946 respectivamente. Egipto mantenía relaciones importantes con los británicos debido al tratado de 1936, cuyo elemento más importante era la zona del Canal de Suez. Transjordania se independizaría en 1946, pero estaba estrechamente vinculada a Gran Bretaña. En un momento que se iba a demostrar histórico para los árabes palestinos, éstos carecían de las necesarias estructuras políticas y de liderazgo, incapaces de copiar la bien organizada estructura política de los judíos con la Agencia Judía. En opinión de algunos autores, el mundo árabe en general, y el árabe palestino en particular, se encontraban en una condición de desventaja para resistir al desafío que se avecinaba. En opinión de otros historiadores, como Joan B. Culla,  el maximalismo de la posición árabe impidió aprovechar las oportunidades de que dispusieron en los distintos procesos negociadores, priorizando la expulsión de los judíos y los intereses propios de los nuevos estados árabes vecinos de la zona (incluso la posibilidad de anexionarse la parte árabe de Palestina), por encima de los intereses de la población árabe palestina y del derecho reconocido a estos para disponer de su propio estado.

El 14 de mayo de 1948 expiró el Mandato Británico de Palestina. Un día antes, los judíos proclamaron la independencia del Estado de Israel en su parte del territorio otorgada por el Plan de Partición de la ONU. Esta declaración provocó como reacción inmediata la invasión de los ejércitos de la alianza árabe, dando así inicio a la guerra árabe-israelí de 1948. Al día siguiente de este suceso, le declararon la guerra al naciente Estado de Israel e intentaron invadirlo.
La guerra provocó miles de desplazados en ambos sentidos: árabes de la zona israelí fueron obligados a desplazarse a las vecinas Gaza y Cisjordania.

La Guerra de Suez.
La guerra de 1948 aunque supuso la independencia de Israel, no significó el final de las hostilidades entre este país y sus vecinos árabes. Durante toda la década de 1950 se sucedieron continuos ataques por parte de grupos apoyados principalmente por Egipto, lo que llevó en 1956 a Israel, tras el bloqueo egipcio del estrecho de Tirán, a firmar una alianza para un ataque conjunto a Egipto con el Reino Unido y Francia, a su vez molestos con Gamal Abdel Nasser, entonces presidente de Egipto, por la nacionalización del Canal de Suez.
Aunque militarmente los aliados alcanzaron todos sus objetivos, la presión diplomática conjunta de la Unión Soviética y EE.UU. forzó a éstos a retirarse, en lo que los países árabes consideraron una victoria política. Como consecuencia de esta guerra, la ONU desplegó una fuerza de cascos azules entre Egipto e Israel.
En este contexto, los árabes comenzaron a organizarse en diferentes asociaciones para resistir. La más importante fue la OLP (Organización para la liberación de Palestina), fundada en mayo de 1964 en Jerusalén con el apoyo de la Liga Árabe y a instancias del presidente egipcio Gamal Abdel Nasser, como organización palestina unificada.

 

 

viernes, 5 de abril de 2013

Llegada a la Luna, ¿Fraude o Realidad?

Apolo 11.

Apolo 11 fue la misión espacial que Estados Unidos envió al espacio el 16 de julio de 1969, siendo la primera misión tripulada en llegar a la superficie de la Luna. El Apolo 11 fue lanzado a las 10:32 hora local del complejo de Cabo Kennedy, en Florida. La tripulación del Apolo 11 estaba compuesta por el comandante de la misión Neil A. Armstrong, de 38 años; Edwin E. Aldrin Jr., de 39 años y piloto del LEM, apodado Buzz; y Michael Collins, de 38 años. El comandante Neil Armstrong fue el primer ser humano que pisó la superficie de nuestro satélite el 21 de julio de 1969 a las 2:56. Este hito histórico se retransmitió a todo el planeta desde las instalaciones del Observatorio Parkes (Australia). Se retransmitió los primeros minutos del paseo lunar, tras los cuales la señal del observatorio Parkes fue utilizada de nuevo durante el resto del paseo lunar. El 24 de julio, los tres astronautas lograron un perfecto amerizaje en aguas del Océano Pacífico poniendo fin a la misión.
"Plan B".

El “Plan B” de la NASA consistía en montar un escenario falso para simular un aterrizaje hipotético en la Luna. De esta manera se evitaría un segundo bochorno público en caso de que el lanzamiento original no ocurriera. La tecnología de la época no era muy avanzada para las misiones espaciales, en ocasiones los ordenadores de 64 kb de memoria se “colgaban” y no tenían la suficiente memoria para ser eficaces, las comunicaciones eran intermitentes y tampoco se tenían datos exactos del lugar donde se iba a alunizar, la misión era prácticamente fallida. El aterrizaje de Armstrong todavía es percibido como falso debido al poco tiempo que los astronautas permanecieron en la Luna, el cual fue de 21 horas en la superficie; el “paseo” se redujo a solo 2 horas. Esta revelación supone varias inconsistencias, como el tiempo que transcurrió desde el aterrizaje hasta el “paseo” por la Luna, el cual se resumió a 7 horas. Los astronautas en sus comentarios decían no estar seguros que la superficie lunar aguante el peso de ellos, ¿acaso no era más pesado el módulo lunar con ellos dentro? Teoría de la cuarentena: Hipótesis en la que el hombre sí llego a la Luna, pero las fotos realizadas mostraban OVNIS y estructuras lunares alienígenas, por lo que la NASA no querría divulgarlas. Sin embargo hay reportes de la comunicación entre los astronautas y la base de control Tierra, en los que afirmaban ser vigilados por OVNIS. Esto explicaría el excesivo periodo de tiempo que los astronautas pasaron en cuarentena. Se especula que fue para “limpiarlos” de organismos vivientes ajenos al planeta Tierra. Los defensores del tema sostienen que los astronautas fueron sometidos a un lavado cerebral para evitar problemas con los medios y no causar pánico con la verdad de lo que sucedió en la Luna. Teoría del Montaje: Hipótesis en la que se afirma que el hombre sí llego a la Luna, pero las comunicaciones, fotos y grabaciones realizadas eran de muy baja calidad por lo que se decidió mostrar las grabaciones falsas que se habían realizado en la Tierra.

Detalles Fotográficos.

Pisadas: ¿Cómo es posible que se puedan apreciar en algunas fotografías pisadas debajo del Modulo que les propulsó? Incluso si un astronauta se hubiese metido debajo para hacer alguna comprobación, toda la arena y polvo que pudiese haber debajo del modulo lunar se habría levantado debido a la fuerza de sus reactores al aterrizar.

Marcador de la Cámara por debajo de la Imagen: Otro efecto que se produce en varias fotografías es que el marcador de la cámara queda por debajo de la imagen, como si estuviese superpuesta la imagen, esto es del todo imposible y solo se puede producir cuando se pega "algo" sobre una fotografía ya que el marcador es una cruz ajena a la imagen que solo sirve para encuadrar la imagen.
Misteriosas Banderas ondeantes: La Luna carece de vientos, es un ambiente de tranquilidad, no existe fuerza alguna que pueda hacer ondear una bandera ¿Como es posible entonces que aparezca tan repetidamente el símbolo americano ondeando como si existiese un fuerte viento?
Misteriosas Sombras: Existen gran número de fotografías en las que sucede un caso muy extraño, las sombras no aparecen de forma paralela, esto quiere decir que existía mas de una fuente de luz. Cosa completamente imposible ya que las incursiones lunares nunca tuvieron más apoyo luminoso que el del Sol y este sólo generaría sombras en una dirección. En la fotografía adjunta se puede observar un caso, en el casco aparecen sombras en distintas direcciones.
 Esta foto además muestra dos anomalías mas:   -La  foto fue tomada por su compañero que estaba  de rodillas frente a él, ¿Como es posible que aparezcan detalles de la parte alta del casco? se debería tener una visión como "desde abajo" y nunca se podría ver la parte superior del casco. -El contenedor que muestra el astronauta se observa con gran nitidez y con abundantes brillos a pesar de que debería mostrarse como una zona  sombreada.

lunes, 11 de marzo de 2013

Victoria Kent y Clara Campoamor

Aunque hoy en día nos parezca increíble, hace sólo 80 años que las españolas tenemos derecho al voto. Desde que las primeras voces se alzaron pidiendo el derecho al sufragio femenino para que este fuera realmente universal, hasta que se convirtió en una realidad para la mayoría de los países, pasaron más de dos siglos.
De hecho, fue entre la Primera y la Segunda Guerra Mundial cuando se inició el lento movimiento de este derecho. La cota más alta de lucha imaginativa y contundente, la tienen las sufragistas británicas, mientras que en España, fue una reivindicación de una minoría ilustrada y de un grupo de mujeres feministas. En 1931, este país se estaba adentrando, por fin, en la modernidad y en la democracia, y mucha gente pensaba que toda la población debía gozar de sus ventajas, sin distinción de sexos. Hacía poco que las mujeres podían ser elegidas, pero no electoras. Además Clara Campoamor del Partido Radical y Victoria Kent, del Partido Radical Socialista, fueron las primeras mujeres en obtener un escaño, votadas por hombres. Todas ellas eran feministas.

Clara campoamor


Victoria Kent

Tanto Clara como Victoria eran fuertes y honestas, claramente feministas, entregadas a la causa progresista con toda su inteligencia y pasión dentro del campo republicano, pero estuvieron en trincheras opuestas en esa batalla que fue el debate sobre el derecho al voto de las mujeres.
En cuanto este se inició, se vio que iba a ser todo menos tranquilo. Cuando los señores diputados, los de antes y los de ahora, se enfrentan, la opinión pública lo toma como parte de la lucha política, algo muy serio, legítimo e incuestionable. Pero el hecho de que Clara defendiera el sufragio femenino y de que Victoria se opusiera, provocó muchas burlas, producidas por los medios de comunicación. Se pudo leer comentarios como "dos mujeres solamente en la Cámara, y ni por casualidad están de acuerdo", o "¿qué ocurrirá cuando sean 50 las que actúen?". Incluso el presidente Azaña, hombre serio, describió la trascendental sesión como "muy divertida".
A pesar de que la prensa irónicamente les apodó La Clara y La Yema, Campoamor y Kent mantuvieron su lucha dialéctica. Se puede percibir aún, impregnado en las paredes del hemiciclo, el desgarro de Victoria, por mantener un no, a pesar de estar de acuerdo con las tesis sufragistas: "Creo que no es el momento de otorgar el voto a la mujer española. Lo dice una mujer que, en el momento crítico de decirlo, renuncia a un ideal. Quiero significar a la Cámara que el hecho de que dos mujeres se encuentren aquí reunidas opinen de manera diferente, no significa absolutamente nada, porque dentro de los mismos partidos y de las mismas ideologías, hay opiniones diferentes (...). En este momento vamos a dar o negar el voto a más de la mitad de los individuos españoles y es preciso que las personas que sienten el fervor republicano, el fervor democrático y liberal republicano, nos levantemos aquí para decir: es necesario, aplazar el voto femenino (...). Señores diputados, no es cuestión de capacidad; es cuestión de oportunidad para la República (...). Pero hoy, señores diputados, es peligroso conceder el voto a la mujer". Ella consideraba que, influidas por la Iglesia, las mujeres votarían en contra de la República.
Se demuestra aún el esfuerzo de Clara, luchando prácticamente sola contra adversarios políticos, contra sus aliadas de género y contra buena parte de su propio partido. Pero, si algo tenía Clara, era fuerza. Se levantó una y otra vez de su escaño, y se dirigió al estrado para remarcar con fuerza que no había ni razón ni justicia capaces de negar tal derecho a las mujeres, y que era labor de unas constituyentes progresistas el reconocerlo. Clara Campoamor proclamaba el derecho al voto femenino, independientemente de que gustase o no el resultado en las urnas. Su argumento fue la igualdad de todos los seres humanos, irrefutable para la izquierda: "Tenéis el derecho que os ha dado la ley, la ley que hicisteis vosotros, pero no tenéis el derecho natural, el derecho fundamental que se basa en el respeto de todo ser humano, y lo que hacéis es detentar un poder; dejad que la mujer se manifieste y veréis como ese poder no podéis seguir detentándolo...".

En las siguientes elecciones, en 1933, votaron las mujeres y, por fin, el sufragio fue universal. La derecha se presentó unida en bloque, al contrario que la izquierda. Ganó la coalición de partidos de derecha y tanto Clara como Victoria perdieron sus escaños. Con oportunismo vergonzante, los partidos de izquierda echaron toda la culpa al voto de las mujeres y a Clara Campoamor por haberlo defendido. Tres años más tarde, en 1936, volvía a haber elecciones, Clara quiso presentarse a diputada, pero ningún partido la quería en su seno. Explicó todo en un libro con un título inequívoco "Mi pecado mortal, el voto femenino y yo". Esta vez, toda la izquierda se presentó unida en el Frente Popular. Y ganaron. Después de la victoria electoral, nadie le pidió disculpas, tal vez porque cabia aceptar que se equivocaron en su análisis del descalabro electoral, que no fueron las mujeres las causantes de la derrota en el 33, sino la desunión de la izquierda. Difícil para los partidos de entonces y de ahora, reconocer sus errores, al parecer. Muchas lecciones se aprenden repasando nuestra Historia.
Fueron contadísimas las veces que Franco permitió el voto en sus referéndums, pero estaban incluidas las mujeres, por lo que es indiscutible lo que dijo Clara Campoamor en 1959: "Creo que lo único que ha quedado de la República fue lo que hice yo: el voto femenino". Murió en Suiza en 1972. Nosotras, ahora la recordamos y conmemoramos su aportación a la democracia, aquella que incluye a toda la ciudadanía sin distinción de sexos.



viernes, 15 de febrero de 2013

Los holocaustos

En la historia, se identifica con el obre de holocausto como solución final de la cuestión judía: el intento de aniquilar totalmente a la población judía de Europa que culminó con la muerte de unos 6 millones de judíos. La palabra «holocausto» proviene de la traducción griega del Antiguo Testamento conocida como Versión de los setenta.

La historiografía sobre el nazismo y el Holocausto ha discutido desde siempre el grado de diseño u organización previa con la que se llevó a cabo el genocidio y, asimismo, el grado de implicación de Hitler, tanto en lo que se refiere a si hubo una orden directa y explícita del mismo para que se iniciase, como en si hubo respaldos explícitos por su parte durante su ejecución.
Entre los métodos utilizados estuvieron la asfixia por gas venenoso, los disparos, el ahorcamiento, los golpes, el hambre y los trabajos forzados.

La persona encargada de su diseño y organización administrativa fue Heinrich Himmler. Por lo demás, fue la repetida retórica antisemita asesina de Adolf Hitler la que incentivó la ejecución de las matanzas.
El Partido Nazi, que tomó el poder en Alemania en 1933, tenía entre sus bases ideológicas la del antisemitismo, profesado por una parte del movimiento nacionalista alemán desde mediados del siglo XIX. El antisemitismo moderno se diferenciaba del odio clásico hacia los judíos en que no tenía una base religiosa, sino presuntamente racial. Los nacionalistas alemanes, a pesar de que recuperaron bastantes aspectos del discurso judeófobo tradicional, particularmente del de Lutero, consideraban que ser judío era una condición innata, racial, que no desaparecía por mucho que uno intentara asimilarse en la sociedad cristiana.

En palabras de Hannah Arendt, se cambió el concepto de judaísmo por el de judeidad. Por otro lado, el nacionalismo suponía el Estado nación, es decir, la homogeneidad cultural y lingüística de su población. Los judíos, considerados como personas pertenecientes a otra raza, inferior por lo demás, y por tanto inasimilables a la cultura nacional, solo podían ser separados del cuerpo social. Frente a la raza judía, extraña a la nación, colocaban los nazis a la raza aria, que era la que constituía la nación alemana y estaba llamada a dominar Europa.
Entre 1933 y 1939 se aprobaron en Alemania más de 1.400 leyes contra los judíos.
Y a partir de junio de 1938, cuando la economía estaba recuperada, se inició el expolio y la expropiación de las propiedades judías, lo cual implicó la emigración de unos 120.000 judíos.
El 9 de junio la principal sinagoga de Munich fue incendiada por los nazis y el 10 de agosto la de Nuremberg.

El 15 de junio todos los judíos con alguna condena previa, independientemente de su gravedad, fueron detenidos.
Se calcula que murieron víctimas de este exterminio algo más de 6 millones de judíos,188 189 aparte de unos 800.000 gitanos, 4 millones de prisioneros de guerra soviéticos o víctimas de la ocupación, polacos e individuos calificados de asociales de varias nacionalidades (presos políticos, homosexuales, discapacitados físicos o psíquicos, delincuentes comunes, etc.). Las aproximaciones oficiales son las siguientes:
-polacos judíos (15,56 %) y no judíos (13,78 %)
-alemanes judíos (13,33 %)
-eslavos ( 26,66 %)
-prisioneros de guerra soviéticos (17,78 %)
-gitanos ( 3,56 %)
-alemanes «arios» opositores políticos(6,67 %)
-discapacitados (1,34 %)
-homosexuales (1,12 %)


En términos generales, la estructura del Holocausto fue la siguiente:
Primero, se creó el concepto de judío de acuerdo a unos criterios muy distintos de los utilizados hasta entonces. Una parte de la población europea quedó así marcada como enemiga según el ideario nazi.
Segundo, se procedió a desposeer a los ciudadanos marcados de sus derechos de ciudadanía y sus bienes, separándolos así virtualmente del resto de la sociedad.
Tercero, se emprendió la separación física de los judíos, con su concentración en guetos o su deportación a otros territorios.
El cuarto paso era solucionar definitivamente el problema judío: se pensó inicialmente en deportarlos fuera de Europa y después se optó por su asesinato masivo, fundamentalmente por dos medios: ejecución por unidades militares creadas a tal efecto o ejecución en campos de exterminio también creados al efecto.

Dos elementos distinguen al Holocausto de otros casos de genocidio o asesinatos masivos.
El primer elemento es la ideología nazi, la cual es fervientemente nacionalista, aunque de corte político centralizado con un componente mítico añadido.
El segundo elemento es la sistematización de los procesos de asesinatos masivos, los cuales comenzaron con la concentración de la población judía en guetos y posteriormente en campos de concentración y culminó con la implantación de la llamada «solución final al problema judío», que consistió en el asesinato masivo y sistemático de la población judía.
El número exacto de personas asesinadas durante el régimen nazi no se ha podido determinar, aunque se consideran fiables las siguientes cifras:
5.600.000 a 6.100.000 de judíos, de los que del 49 al 63 % eran polacos.
3.500.000 a 6.000.000 de civiles eslavos.
2.500.000 a 4.000.000 de prisioneros de guerra soviéticos.
2.500.000 a 3.500.000 de polacos no judíos.
1.000.000 a 1.500.000 de disidentes políticos.
200.000 a 800.000 gitanos.
200.000 a 300.000 discapacitados.
10.000 a 250.000 homosexuales.
En total las víctimas suman una cifra de 15.510.000 a 22.450.000.
El Holocausto dio el empuje final a la creación del Estado de Israel, ubicado sobre parte del territorio del Mandato Británico de Palestina, que acogió a los judíos supervivientes del exterminio.






























viernes, 1 de febrero de 2013

El Photoshop en los tiempos de Lenin y Stalin.

Se podría pensar que estas cosas del retoque fotográfico son cuestiones asociadas a la tecnología de las últimas décadas aunque, con diferentes técnicas, los fotomontajes se vienen practicando con distintos fines desde mediados del siglo XIX.El retoque fotográfico tuvo un uso muy frecuente durante buena parte del siglo pasado. La política por ejemplo la de Stalin y Lenin.
A continuación aparecen imágenes sobre el Photoshop en la Unión Soviética con Lenin y Stalin.


Aquí podemos ver como quitan al hombre que señala el camino a Stalin, pero claro como nadie podía indicarle el camino al líder de Rusia, la foto fue retocada.


En esta foto aparece Stalin con algunos cooperantes y al parecer el hombre que aparece a la derecha fue ejecutado, por lo que la foto fue retocada.


Otro ejemplo de eliminación de personajes en la fotografía ejecutados por el régimen.

domingo, 20 de enero de 2013

Las trincheras.

La guerra de trincheras o guerra de posición es una forma de hacer la guerra, en la cual los ejércitos combatientes mantienen líneas estáticas de fortificaciones cavadas en el suelo y enfrentadas. La guerra de trincheras surgió a partir de una revolución de armas de fuego y de un incremento en su poder. Hubo periodos de guerras de trincheras en la guerra civil Estadounidense (1861-1865) y en la guerra ruso-japonesa (1904-1905), pero su punto máximo de brutalidad llego en el Frente Oeste de La Primera Guerra Mundial. Estos huecos eran cavados de uno a dos metros de profundidad y se conectaban con otros para mayor movilidad de los bloques de combate.
La vida en las trincheras.
El tiempo que pasaban los soldados en los frentes eran breves, desde un día hasta dos semanas antes de ser relevado. La vida en las trincheras era muy dura para los soldados de ambos bandos. La falta de alimentos, el frío, el barro, entre muchos factores, hicieron de sus vidas miserables. El mal tiempo fue la maldición de las trincheras. Una simple lluvia podía transformar todo en un mar de lodo. La situación de los soldados empeoraba, se dificultaba el movimiento, las trincheras se llenaban de barro. El invierno fue extremadamente duro, con temperaturas cerca de los -20º.C. Era casi imposible moverse en las trincheras. No se podía hacer fuego y los que vigilaban de noche sufrían un verdadero martirio. Como resultado de estar expuestos largos períodos en la humedad y el frío, los hombres adquirieron el llamado “pie de trinchera”, azules y sin vida, propensos a sufrir gangrena.La vida en las trincheras fue debilitante en muchos aspectos, no sólo en lo físico, sino también en lo mental. Era aburrida y se tenía miedo a la muerte. Cada día moría gente, los soldados estaban a menudo cara a cara con la muerte. A veces los cadáveres se descomponían frente a las trincheras. La falta de sueño y la impotencia desmoralizaban las tropas. Los soldados se sentían miserables, deprimidos, agotados, sin ánimos para vivir. Muchos cayeron en desordenes mentales, especialmente durante los últimos años de guerra.
Los servicios médicos eran primitivos, y los antibióticos todavía no se habían descubierto. Heridas relativamente pequeñas podían ser mortales por culpa de infecciones y gangrena. Los alemanes registraron que un 12% de las heridas en las piernas y un 23% de las de los brazos ocasionaban la muerte del herido, principalmente por infección. Los estadounidenses constataron que el 44% de las bajas que desarrollaron gangrena terminaron muriendo. La mitad de los heridos en la cabeza murieron y sólo un 1% de los heridos en el abdomen sobrevivieron.
El enterramiento de un muerto era un lujo que ninguno de los bandos solía poder permitirse. Los cuerpos permanecían en tierra de nadie hasta que la línea del frente se desplazaba, y para entonces los cuerpos solían estar inidentificables. En algunos campos de batalla, los cuerpos no se enterraron hasta después de la guerra, y en el frente oeste todavía siguen apareciendo restos en los campos en donde se libraron las batallas.